Categorías
No categorizadas

San Juan

Llegó San Juan  y me trajo otro sufrimiento, los chicos  estaban casi adolescentes,  tenía una fiesta al frente  de la casa, los chicos y  chicas eran de esa edad más o menos, el Iván que era tesorero del Club SPLENDID se fue a su fiesta,  todos eran chicos del barrio, con padres y madres conocidos, no había pena, las chicas estrenaron los trajes que les trajo el Nanhy de su viaje  a NY eran iguales, la Tamara estaba enojada, porque a ella no  le gustaba   que nadie de ustedes se vistan igual.   Su  padre les trajo conjuntos igualitos, el pantalón rojo y la polera rojo con blanco, era terrible, pero igual se pusieron, la Aimée ni si mosqueaba, para ella todo era  bueno,  para la Tamara no, siempre  fue exclusivista y sigue siendo.   Mi hermana Lulú llegó a La Paz para estar con María y alquiló un departamento  chiquito en la Crespo, cerca de mi casa, pero un día salió a la calle y un perro le saltó  y la hizo caer y se rompió la pierna  derecha,  estaba enyesada, pero caminaba distancias cortas y la noche de San Juan me dijo iré a acompañarte mientras espero a María que estará con tus hijas en la fiesta frente a tu casa yo feliz por supuesto,  se fueron todos y nos quedamos solas, llegó la señorita Gaby y entonces cuando la calle estaba silenciosa, les dije  podemos ir a ver  todo está bien, mis hijas están con ropa nylon y tengo miedo que se quemen, en qué hora salí, ya la fogatas estaban casi apagadas  y nos acercamos a la que estaba frente a las gradas nuestras y les cuento, me entró un buscapiques. esos que vuelan se entró dentro de mi pantalón de nylon ajustado, eran como calza,  no sé cómo entró y me quemó las medias que tenía puestas y me dio vueltas por mi pierna hasta que la señorita Gaby se sacó el abrigo y me envolvió, el cohete salió disparando y mi pantalón ardió, mis gritos eran aterradores…             

El dolor que me causó la quemazón fue horrible, las chicas que estaban en la casa del frente, pese a la música, salieron a ver qué pasaba yo en un grito bajé todas esas gradas hasta llegar al departamento, mi sobrina María y la Tamara fueron corriendo a la farmacia y me trajeron una pomada que se llamaba picrato de butesin me curaron entre todas, me sacaron los saldos de la media era mi pierna derecha, me pusieron la pomada y el dolor bajó, todos estaban asustados, mi pobre hermana con su pierna enyesada volvió a bajar las gradas y luego tendría que irse y de nuevo subiría, que noche cruel, al final me hicieron una  cubierta de cartulina que nunca faltaba en casa por el colegio, me pusieron una media de lana y me acomodaron para que duerma, eran vacaciones de invierno,  menos mal, pero yo le había dado vacación a mi empleada y estaba sola, al día siguiente hice que el Nanhy  llamé a su primo el Chalo Silva , Nanhy no sabía nada, llegó como a las 5 am y se durmió, yo lo desperté como a las 9 y le dije que llame al doctor, salió a llamar, nosotros no teníamos teléfono y me dijo vendrá más tarde y después se salió, a trabajar sería porque  la vacación era solo para las escuelas, vino el Chalo, tan bueno, me dijo que lo que me habían puesto era lo mejor para las quemaduras, me dijo  que una parte de la quemadura es de tercer grado, te puede quedar un hueco, pero si te cuidas   sanarás bien, no puedes levantarte, sólo para ir al baño, la situación era  tremenda pero mi hermana Lulú con pierna enyesada venía desde su casa, menos mal no era  muy lejos y cocinaba para los niños, ellos eran muy chicos para estar en la cocina, por lo menos yo nunca quise que entren en la cocina por temor a que se quemen, así fue siempre.  Una mañana apareció una mujer con dos hermanos de unos 10 y 12 años, ella tendría 20, uno de los chicos no tenía pierna , andaba con una muleta, viendo eso yo ya me vi igual, ella me dijo quiero trabajar para mis hermanitos, yo sin preguntar nada le dije bueno, desde  mi cama, estuvo bien unos tres días hasta que se perdió llevándose toda nuestra ropa que estaba para lavar, y no apareció más, pero Dios es grande apareció la Sabina antes de tiempo y bueno, todo se normalizó,  menos yo, que tenía tremendas pesadillas y me veía  sin pierna y lloraba toda la noche, el Chalo venía diariamente a verme  al anochecer, antes de irse a su casa, bendito hombre.  Ya tenían que comenzar las clases y me dijo tienes que ponerte medias negras gruesas, que no te dé el sol por nada, cuando pude pisar y me levanté era un escuerzo, flaca, hundida y pobre, pero eso sí, nunca perdí la fe, mis hijas son testigo de ello.  Volví al colegio caminando apenas pero fui sanando a fin de año ya estaba sana.

Olga, Abuela Rosa, Nadia
Aimée, Cecilia, Tatiana y Eduardo (Pollito)