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La vida continua

La primera en irse de la casa fue la Carmen con el Lucho y sus hijos, el  Adolfito y Javier,  Javier tendría unos 8 meses cuando  se  fueron, tu abuela había ido al Uruguay, el Mario era embajador allí, nos quedamos con la Tita, ahí nació una amistad porque las dos estábamos solas, yo al menos tenía mi mamá donde iba todos los días, aunque la Tamarita me hacía pasar momentos horribles, lloraba, lloraba tras que la sacabas de casa, desde bebita, no le gustaba la calle ni la gente.

Tu abuela volvió del Uruguay toda triste porque la Dora  la humilló mucho, eran las fiestas de la embajada y ella le decía a Rosa, no iras, verdad? no tienes ropa para ir, nunca le dijo vamos a una tienda y cómprate lo que necesites, y el Mario ni pío, así llegó toda llorosa y como siempre ella me prefería  , me contaba todo lo que le pasaba y yo a ella, así nació una relación como de madre – hija, yo me apoyaba en ella y ella en mí, no la quería a la Carmen porque claro había truncado todo el porvenir del Lucho, y  a la Tita tampoco porque la veía muy tacaña y sin educación, yo en esa época era buena, obediente, solo salía al parque con mis hijitos, ella me decía Olga, yo no quiero que te vayas pero tienes que obligarle al Nanhy que tome una casa para ustedes, a todo esto yo esperaba mi tercer hijo  wow, entonces llevaba al Iván a mi lado a pie y la Nadia en el coche  que trajimos de Liverpool y mi gigantesca panza.

Nacimiento de Aimée

Mi relación con tu padre era cada día más distante, él empezó a criticarme a decirme lo que tenía que usar, no quería ni ver a mi mamá, poco a poco se convirtió en el peor hombre que se pueda conocer, mi tercera hijita, llegó al mundo un 20 de agosto de 1956 a las 7 am. en la clínica Santa Isabel también con el docto Berrios, al menos se podía pagar todavía, no habíamos hablado del nombre porque ya casi no hablábamos, nació gordita, carita preciosa y pelito, no era pelada como la Nadia , aunque después se le cayó todo el pelo y quedó como una rodilla eso a sus 6 meses más o menos, me fui a la casa, a todo esto la Tita se quedó con los dos  y después  para que nazca su hija Mosi yo me quedaría con sus hijos, igual la Carmen trajo a los dos chicos cuando nació la Marisol, en eso nos hemos ayudado nunca hemos peleado o sido egoístas, en 1956 eran 9 muchachitos en la casa, eso sí, yo atendía a los hijos de la Carmen todos los días cuando ella vivía con nosotros, la Carmen tenía la costumbre de tirar los pañales sucios  por la escalera para que los barran,   un día tu abuela le dijo no hagas eso, pon en una bolsa y limpia tu pieza, ella le contestó, para qué? Igual se  ensucia cada día, ahí fue que estalló tu abuela y creo le dijo al Mario por teléfono que le deje esos cuartos al Lucho para que vivan hasta que  lleguen, dijo que si, además al regresar tomarían una casa en alquiler por un tiempo hasta construir en Calacoto, tiempo  después se compraron la casa de la Lisímaco Gutiérrez dónde murió tu abuelo Oscar.

Final del sueño

Cuando la Aimée tenía uno o dos meses, era bebé de cuna, una noche vino el Luis Calderón Sagárnaga, intelectual y hombre muy inteligente, bueno, que todos abusaban de él, solo Siles Suazo le dio su lugar, fue la persona que me dio el nombre para la Aimée, trabajaba con tu papá en Planificación, vino una noche, tu papá no había llegado y me dijo, tengo grandes noticias para ti, te contrato para que seas acompañante de la Sra. Consolo, esposa del Presidente de la CEPAL,  ella es italiana , no habla castellano, solo inglés, te pagaremos 50 bs diarios, era lo mismo que pagábamos de alquiler al mes, esto era diario, duraría 15 días, más 200 bs cuando termines, auto y chofer para recogerte cada mañana y te traiga en la tarde salté de alegría y tu abuela me dijo dile que sí , yo veré a los niños junto con la Cruza, no te preocupes, entonces le dije que llegue el Nanhy, , llegó y nos encontró llenas de planes y alegres, ya lo miró raro al Lucho, le dijimos y montó en cólera, pero tu abuela lo calmó y el Lucho le decía es un favor para mí, si no encuentro la persona me despedirán y tú lo sabes, ante eso ya dijo, que trabaje, 15 días ni uno más.

          Quedamos en 15 días, al día siguiente  me recogió un auto con chófer, era el primer día creo que me levanté a las 5 am para dejar todo listo, tú abuela se levantó cuando yo ya les  había dado desayuno y los había vestido, en la noche los bañaba a los tres, así que los dejé listos, yo tenía que  estar a las nueve, me encontré con una señora en el hotel Sucre, no había ningún hotel de 5 estrellas, no sabíamos, qué existían, el Sucre era el lujo para nosotros, yo ya había estado en lujosos hoteles, pero te hablo de personas  que nunca viajaron, no era muy frecuente no era la moda, no había ni siquiera un buen aeropuerto, después construyeron, nos presentaron y ella me dijo su nombre (no me acuerdo)pero era de Consolo, eran italianos, trabajaban en el Banco Mundial, ella ya era jubilada y su marido se jubilaría después de este evento en Bolivia, era bajita tendría unos 70 años, muy blanca y rubia de ojos azules, chiquita, yo parecía una mole a su lado yo era alta y flaquita , pero no huesitos, estaba en mis 19 años, iba a los 20 en abril, esto era en octubre 1956, más o menos ese era el mes, por ella  conocí toda La Paz, la llevaba a museos,  me pagaba esos 50 bs, para que pague entradas, pague té , almuerzos o lo que  ella     quería, casi todos los días ella se iba comer con  su marido y yo a mi casa, así que la volvía a ver a  las tres, hacían siesta, pero a las tres los dejaba bien limpios y listo para que estén con su abuela, creo que solo dos veces almorzamos juntas, ella era buena conmigo, me decía, it is a pitty you are married and have children so Young, después me sirvió mucho para no ser tan ignorante, la verdad, creo que me quería como a a su hija, o algo parecido porque se notaba, lo sentía, y como yo era tan tímida ella hablaba yo respondía, siempre con miedo, hasta que un día ella me dijo, te voy a proponer algo que no creo que lo rechaces, me dijo, yo he visto que eres muy joven, no tienes experiencia, pero yo quisiera hacer de ti una gran profesional, tienes muchas cualidades pero tú te ocultas, eres tímida y miedosa, quisiera que aceptes esto, tú tienes una bebé de 2 meses y dos hijos más grandecitos, te propongo vayas a mi casa en Washington con la bebé solamente, yo pagaré todo, los dos niños se quedan solo un poco tiempo , hablaré con mi esposo para que consiga un buen trabajo para tu esposo en en el Banco, y él puede llegar con los dos niños  y cuando los dos ya estén establecidos se mudan a otra casa que quieran, ahí pueden vivir  muy privados porque en mi casa no vivirán ni tu ni tu familia, esta es una casa pequeña al fondo de mi jardín, nadie te molestará, en ese tiempo  yo a ti te preparé para un trabajo bueno, te enseñaré todo lo que necesites saber, tus niños tendrán los estudios cubiertos, cuando ya tenga que ir a la escuela, será una separación corta, tu me has contado que tu suegra es como tu mamá, entonces ella te ayudará, estoy segura, de dinero no tienes que preocuparte, te daré para tus pasajes, gastos de viaje y algo para que dejes a los niños por si se enferman o algo pase. Cuando escuché esto  empecé a soñar y pensar cómo sería la vida allí, no podía creerlo, me dijo hoy es nuestra última tarde juntas, mañana iremos al lago Titicaca y quisiera invitarte para que vayas con nosotros así conoces a la gente y a mi esposo, pero casi estoy segura que aceptarás mi propuesta, mañana nos veremos para ir al lago, y luego ya vemos cómo hacer, me respondes mañana antes de partir… ¡que bruta que fui¡

          Que bruta realmente, sabía antes de abrir la boca que se armaría la gran pelea, realmente quedé corta, la pelea fue terrible, me dijo seguro que su marido se ha acostado contigo por eso es la invitación, yo como cornudo no iré y si tú te vas, no verás nunca más a tus hijos, además los llevaré a un hospicio, yo dejaré de trabajar y me iré a otra parte también creo que le rogué hasta media noche llorando, tratando de que entienda lo pobre que éramos, que mi hermana Lucha me mandaba cada día una bolsa de pan con su asistente porque ya entonces apenas había para comer, tu abuela, pobre, gastaba su poco dinero que le daban por un seguro que compró el Mario pero eran  intereses miserables, me arrepiento tanto de no haber tenido el valor para dejarlo y llevarme a los tres, sea como sea, hablando con ella, tenía entonces mis hermanas, mi mamá, alguien me hubiera ayudado, seguro que sí.  Encima me dijo quieren llevarte al lago eso ya es el colmo, estará gente de la oficina y mi mujer con el jefe del grupo, eso no lo permitiré,  la mamá Rosa lloraba, le suplicaba no seas egoísta, pero no hubo poder en la tierra que lo haga cambiar, y me dijo nunca más irás trabajar a ninguna parte, criarás tus hijos aquí en la casa.   Fue mi peor momento ahí me arrepentí de estar casada, era horrible, no me arrepentí de tener hijos, porque por ellos quería hacer todo para darles una buena vida. Ahí terminaron mis sueños, después de esto a fines de noviembre nos fuimos a obrajes, yo le había dado mi dirección a la Sra. Consolo , en navidad me llegó una tarjeta que me la trajo tu abuela, diciéndome que pena que ya no te vi, pero si aún piensas venir aquí escríbeme a ésta dirección te estaré esperando, final del sueño…

Nadia, Aimée, Iván y yo

Seguimos en la casa de la Forno

 En la casa de la Forno con tu abuela Rosa íbamos a todas partes, todos creían que era su hija, decían como se parece su hija.  Ella me contaba su vida todo lo que había sufrido, lloraba yo también le contaba y lloraba con ella.

La Carmen vivía en Calacoto, era un terreno creo que de 2000 metros en la calle 16, era del Mario, habían unos cuartos construidos, que según decía cuando vuelva el Mario, construirá una casa para ellos adelante y esto será para la servidumbre, a un lado con gradas 2 cuartos y baño y al otro lado dos cuartos y una cocina, lo demás estaba sembrado de choclos , papas , zapallo, habas, todo para plato paceño, llevábamos queso y ya estaba el almuerzo , íbamos cada fin de semana, ustedes eran chiquitos y todos casi de la misma edad, jugaban a morir, felices.

Iván, Aimée y Nadia

Ahí aprendí a hacer humintas, el  father (abuelo Oscar) me enseñó, tanto choclo, la verdad pasábamos bien.

De izquierda a derecha:
Lucho, abuelo Oscar, abuela Rosa, Carmen, Olga, Reynaldo y Tita.