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Última parada Londres

Nunca más la vi a Carmen, los hermanos quedaron en que Luis iría a Inglaterra con nosotros en unos meses y de allí el Nanhy lo embarcaría a Bolivia. Fuimos a la estación tomamos el tren Talgo, hermoso, rojo y blanco, relucía, eran unos cómodos asientos grandes.

Tren Talgo en el año 1952

Tenía  coche comedor, así que cuando tuvimos hambre y vimos que la gente se paraba, nos fuimos al coche comedor, ahí fui lo terrible, todo era en francés y no entendíamos nada, así que calculando cual era cual pedimos de acuerdo al lugar, o sea arriba entradas, sopa etc., no nos gustó nada todo era cremoso, hermoso el plato pero nosotros pobres, que sabíamos de esas cosas, lo más rico fue el postre era un helado que nunca había comido nada tan rico.

Llegamos a Paris, serían 3 o 4 horas de viaje, hacía un frío de muerte, ahí me puse llorar para no morirme, yo con mi abriguito paceño, y zapatito de cuero, sentía que era mi último día y los franceses son malos, quieren que tú hables su idioma, no te ayudan en nada, buscar nuestro tren a Londres, fue una aventura, entre lo que yo lloraba, tu papá cargaba las 2 maletas y yo zapateaba, no sé cómo llegamos a un tren   como el Talgo. 

Después de la odisea en la estación al fin tomamos el tren PARIS-LONDRES, lindo tren antiguo, conservador era como en las películas, una cabina para 4 personas. . Al entrar al tren yo seguía entumecida, los sillones tenía tapetes bordados para las cabeza. Al comprobar que ese era nuestro compartimiento, respiré feliz, era bello más que todo calentito, nos sacamos nuestros abrigos «INVERNALES» que parecían  papel y estábamos mojados, mis medias chorreaban, al fin nos sacamos los zapatos y las medias para que se sequen un poco, más bien no entró nadie, estuvimos solos todo el viaje   hasta llegar al Paso de Calais (Francia)  donde teníamos que cruzar en un ferry  por el Canal de la  Mancha, pero ya estábamos secos y nos fuimos por donde la gente iba, nuestras maletas llegarían porque nunca las vimos, era un barquito chiquito y estaba el mar picado, furioso, así que se elevaba como una cáscara de nuez, yo como de costumbre empecé a vomitar hasta por las orejas, no podía ni pararme, fue una media hora o algo así pero pareció un siglo, helados, yo vomitando,  tu padre no sabía qué hacer, al fin cruzamos la estación era Dover, ya en Inglaterra, otra vez tren , creímos que era la medianoche, pero en el coche comedor mirando yo me atreví a preguntar la hora con señas y justo era un señor español, y me dijo son las 2, yo le dije las 2? si jovencita las dos de la tarde, no de la madrugada, gracias, como puede estar tan oscuro? esto es Inglaterra, y recién  vendrá lo peor. Al fin al otro lado, de nuevo a buscar el tren, pero aquí la gente era más amable, llegamos al tren y seguimos como ya dije era noche, noche, al final   no supe si era de noche o de día, no sé cuánto tiempo pasaría pero tuvimos tiempo de cambiarnos, asearnos ir al comedor cenar, fue igual que en el almuerzo, lo que nos toque, tampoco sabíamos Inglés.

LONDRES

Al llegar a Londres nos llevamos una gran sorpresa, vimos a un muchacho con un letrero que decía: familia  Sanginés, volvió el alma al cuerpo, alguien viene por nosotros, que alegría, era el chofer del Embajador de Bolivia en Inglaterra, menos mal que él me conocía a mí, pero no era por eso que venían, sino porque tu papá era Cónsul, subimos al coche, y supe que me conocía porque me preguntó por todos, después ya supe que era hermano de Remy Rodas Eguino.

Remy era casado con mi prima Nelly Eyzaguirre, todavía están juntos, su hermano era Justo Rodas, nos llevó a un hermoso hotel, elegante, debía estar muy céntrico, nos dijo pueden pasear por aquí y allá, se fueron ese momento creo que ya eran más de las 12 de la noche. El Nanhy quiso llamar a la persona encargada del consulado en Liverpool, pero es para morirse de risa, me dice, me pasas la guía, yo busco, pero no veía nada, él también se pone a buscar y encontramos 4 guías como de 10 cms. de altura cada una no podíamos ni levantarlas, no pudo llamar porque no sabíamos cómo hacerlo.  Yo me mataba de risa y el Nanhy  estaba furioso.

Buenas noches , hasta mañana amanecer en Londres

Después de mi ataque de risa y del enojo de tu padre, hasta ahora  me río, fuimos a dormir. Al día siguiente despertamos pero no sabíamos si anochecía o amanecía, era oscuro aún, pero había movimiento, nos bañamos y con el hambre que sentíamos sabíamos que había que comer, estamos por ir al comedor cuando llegó un señor  de apellido Saucedo, beniano, vino enviado por el ex-cónsul en Liverpool para llevarnos, lo invitamos a compartir el desayuno ya que él nos puso al día que en invierno en Londres amanecía o sea era de día a las 10 y duraba hasta las 2 o 3 de la tarde, luego era todo oscuro, el uso del carbón en ese entonces hacía que todo fuera negro lleno de hollín, las casas, la niebla (fog) era tremenda  y tu nariz también, la limpiabas y salía  negro como de una chimenea. Bajamos al comedor, hermoso salón con una orquesta y lleno de chicas rubias y bellas, tocaban una música hermosa, yo no sabía entonces que era, entramos a sentarnos en unas mesas bien puestas con manteles blancos y servilletas de tela, (entonces hubiera sido pena de cárcel si usabas servilletas de papel), en mi casa se las usaba también.  Nos sentamos ya más seguros con Saucedo y  nos dijo que queríamos y  trajeron  un gran desayuno  para nosotros, yo veía que los demás comían pescado, pollo, carne etc., y le pregunté, es hora de almuerzo? No, me dijo aquí se come mucho y bien en el desayuno porque la gente no vuelve a su casa para almorzar, solo llevan un lunch para comer a la 1 pm. Otra cosa que aprendí. Salimos luego a la calle a dar una vuelta y conocer un poco, ya estaba claro así que pudimos admirar la belleza de esa ciudad, paseamos en Trafalgar Square, paseamos por avenidas luego fuimos a los almacenes HARRODS  el dueño es el padre del novio de Lady Di.  Quedamos  para ir a cenar al Soho.

Era tan tímida que no dije nada, llegamos a un restauranten el Soho donde comeríamos al estilo español, los que atendían eran españoles, ahí conocí y por primera vez tomé vino  era un vino blanco que me encantó se llamaba Alella costó como $us.100 y dije éste vino tomaré cuando pueda, es decir pensé, no hablaba nada, no sé qué era la comida pero era deliciosa, eso sería hasta las 11 de la noche, era hora de volver porque al día siguiente nos íbamos a Liverpool en tren de la estación Victoria.

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El Barco

Foto de un barco parecido
de la web

Éramos casi los últimos en llegar, así que  nos atendieron rápido y nos llevaron a nuestro camarote de dos camas, era un barquito chico esos que llevan pocos pasajeros y mucha carga, era bonito y tenía salones para almorzar, para tomar té y menú, comías lo que querías, con horarios por supuesto.

Nosotros no teníamos  nadie que nos  despidiera, pero era emocionante ver las despedidas, unos lloraban, otros se juraban amor eterno etc.  Al Fin dejó el barco el muelle, partió nuestro barco con su conocida sirena; nos fuimos alejando, de ahora en más  nos quedaban  unos treinta días de viaje, con paradas para recoger pasajeros y carga.

Fuimos al comedor a cenar, escogimos el menú que queríamos y después paseamos un rato y a dormir. Era la primera vez que yo viajaba en barco, solo lo hice en el lago Titicaca en lancha, estaba impresionada del mar y ese color, azul intenso, era muy hermoso, habían tres comidas con menú, o sea podías comer lo que te gustaba más, había baile y bailábamos  con música americana que seguramente ya empezaba el rock and roll.

En la mañana tocamos el puerto de Santos en el Brasil y luego Rio de Janeiro.

Playa de Copacabana Rio de Janeiro con amigos del barco.

Hicimos muchos amigos españoles, sobre todo catalanes, había un boliviano también, que era de unos 25 años, beniano, y había una chica de unos 15 años con su mamá, creo que eran peruanas, los españoles volvían porque hubo  armisticio después de la guerra civil. También conocimos a dos señoras mayores chilenas que  se sentaron en nuestra mesa, eran muy divertidas, por lo menos yo reía, esa noche fuimos al cine, yo apenas  había ido unas tres o cuatro veces en mi vida,  así que todo era novedoso.

Olga en el barco

Después de varios días de navegar, llegamos a  la Habana , que era un espectáculo esa entrada  por el mar y la ciudad al  frente, con unos edificios majestuosos, todo brillaba, nos quedamos todos con la boca abierta, era algo que se grabó para siempre en mi retina, allí pasamos dos días , fuimos al castillo del Morro que en ese tiempo estaban los presos políticos ahí encerrados  y hacían  artesanías y vendían a los turistas, yo compré una mantilla y una polvera de madera bien linda, donde estará y en mi afán de ayudar a la gente presté la mantilla y nunca me la devolvieron, me dijo mi amiga, ya te la devolví, me quedé seca, pero yo nunca me defendí, así que me aguanté como muchas cosas en mi vida.

La Habana Cuba 1952 (foto de la web)

A los dos días, La Bahamas y Jamaica , no sé cuál fue primero, lo que me acuerdo es la copa de DAIQUIRI tan deliciosa que yo no sabía que tenía ron o lo que sea, de ahí rumbo a Barcelona sin tocar tierra 27 días.

Hernán en el barco

En la noche, largas charlas con amigos, baile, el rock comenzaba a escucharse y había un chico gringo que me hacía bailar cada noche, tu papá en esa época era un hombre civilizado, venía el capitán a nuestra mesa y siempre le decía a  tu papá , infanticida, yo no sabía que era esa palabra así que ni me preocupaba, buena comida, buena música, cine y risas, era un viaje realmente encantador. Para mí todo era nuevo así que me pasaba preguntando qué es eso, todos eran buenos conmigo y la chica  que sería de mi edad me contaba que le gustaba el beniano, tú papá le decía satán, en las noches recitaba canciones como si fueran poesías  que él había escrito, y la embelesaba a la chiquita, suspiraba y me decía que inteligente que es, yo no le decía nada, era muy tímida para hablar, después de las Bahamas vino una tormenta terrible que hizo caer todo desde las repisas del baño, y se entró el agua al salón, pasamos un buen susto,  no pasó a mayores, pero oíamos  un trueno y ya queríamos llorar de susto, y no habían hecho aún un ensayo por si pasaba esto.

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Luna de Miel

TREN A BUENOS AIRES

El viaje era larguísimo, y entre estar todo el tiempo juntos, se quitó el miedo y empezamos a charlar, reír y así poco a poco pasó lo que tenía que pasar, pero poquito casi nada.

Llegamos a Buenos Aires un 17 de octubre de 1952 o sea después de 6 días del traqueteo del tren, pero la verdad no recuerdo como un terrible viaje, más bien me parecía bonito.

El 17 llegamos a la estación de  Retiro hacía las 3 de la tarde, todo estaba cerrado, no había una tienda abierta, ni restaurant ni nada, teníamos una reserva en un hotel en pleno centro de Bs. Aires sobre la avenida Hipólito Irigoyen, después de años pasé por ese lugar y estaba igualito, llegamos al hotel y pedimos algo para tomar y comer, y nos dijeron hoy es el día de la Lealtad Peronista y nadie trabaja, la cocina está cerrada y no encontrará absolutamente nada  abierto, lo único que hicimos fue bañarnos y estirar algo de ropa para el día siguiente , no tuvimos más que dormir muertos de hambre, porque salimos a dar una vuelta, por si acaso, en vano.  Lo único era dormir, solamente había  televisión en circuito cerrado y solo veías  a Perón.

Al día siguiente tomamos un desayuno estupendo y comimos por todo lo que no habíamos comido, claro que en ese entonces mi estómago era chiquito y no me entraba casi nada, con nosotros viajó  Luis Murillo que era amigo del Nanhy y creo que se coló a nuestra aventura, él se quedaría en Barcelona como Cónsul, y lo que vi que hizo él nunca olvidaré, se comió 8 huevos pasados en un enorme vaso, que horror, creo que no comí huevos un año.  Luego salimos a dar vueltas y a conocer, era un día bonito, fuimos a esas hermosas tiendas que eran novedad para nosotros, ahí me compró ropa su papá, me vistió como una señora, yo no sabía, pero creo  que  estaba bien. 

Nuestro barco salía en 2 días, todo fue pasear, comprar algo y comer. El día del viaje, 20 de octubre, arreglamos maletas y pedimos un taxi para una hora, creo que era las tres de la tarde, llegó el taxi y subimos, pero como dos o tres cuadras antes de llegar al puerto  se le pinchó la goma, y estábamos casi sobre la hora, no saben lo que fue aquello, cargarse las maletas como se pudo , yo no podía caminar con tacos, nunca me había puesto, no eran tan altos, serían 5 cm. pero para mí era como estar en zancos, sudando llegamos al barco casi desmayados.

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La Boda

A los pocos días que acompañé a la abuela Rosa a recoger a su mamá al asilo, ya la boda estaba lista, la ceremonia se realizó  el 11 de octubre de 1952 en la iglesia Virgen de los Remedios en Miraflores cerca de la casa de Hernán, ellos vivían en la Casimiro Corrales, creo que yo no me daba cuenta, todos hacían algo menos yo, mi mamá me hizo mi vestido bonito y fue un matrimonio íntimo.

Iglesia Virgen de los Remedios (Miraflores)
Iglesia Virgen de los Remedios (Miraflores)

Al día siguiente viajábamos en tren a Buenos Aires, para tomar un barco que nos llevaría a Barcelona, no sé por qué fuimos en tren, creo que era para conocer y pasar la luna de miel, yo estaba en el grupo de los tres monos,(sorda, ciega y muda) no del cuarto (con celular), terminada la Ceremonia nos teníamos que ir por supuesto a un hotel, al Sucre Palace Hotel, pero cuando llegamos a la puerta de mi casa donde fuimos a dejar a mi mamá y a Emilio, yo me estaba entrando con ellos, y el Nanhy me dice, te tienes que ir conmigo, por qué? yo quiero quedarme con mi mamá y me puse a llorar a mares, ahí fue que mi mamá me hizo comprender que yo estaba casada.

El Nanhy estaba desesperado, y me dijo: no llores, estás conmigo , te cuidaré, bueno al final me calmé y me fui al hotel con el Nanhy, eran dos camas felizmente, entonces yo me acosté volando mientras el entró al baño, me dijo no te asustes y así pasó la noche de bodas, creo que él se dio cuenta que podría hacer un escándalo o volverme loca, al día siguiente trajeron desayuno a la habitación comí feliz y bueno me entré al baño a bañarme y ahí me vestí, tenía un traje hecho por mi mamá de diablo fuerte color lila, falda y una blusa blanca bordada y un saquito, según yo, me sentía como una reina.

Hotel Sucre en La Paz Bolivia 1952
Hotel Sucre en La Paz Bolivia 1952