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Cincuentas Memorias No categorizadas

Luna de Miel

TREN A BUENOS AIRES

El viaje era larguísimo, y entre estar todo el tiempo juntos, se quitó el miedo y empezamos a charlar, reír y así poco a poco pasó lo que tenía que pasar, pero poquito casi nada.

Llegamos a Buenos Aires un 17 de octubre de 1952 o sea después de 6 días del traqueteo del tren, pero la verdad no recuerdo como un terrible viaje, más bien me parecía bonito.

El 17 llegamos a la estación de  Retiro hacía las 3 de la tarde, todo estaba cerrado, no había una tienda abierta, ni restaurant ni nada, teníamos una reserva en un hotel en pleno centro de Bs. Aires sobre la avenida Hipólito Irigoyen, después de años pasé por ese lugar y estaba igualito, llegamos al hotel y pedimos algo para tomar y comer, y nos dijeron hoy es el día de la Lealtad Peronista y nadie trabaja, la cocina está cerrada y no encontrará absolutamente nada  abierto, lo único que hicimos fue bañarnos y estirar algo de ropa para el día siguiente , no tuvimos más que dormir muertos de hambre, porque salimos a dar una vuelta, por si acaso, en vano.  Lo único era dormir, solamente había  televisión en circuito cerrado y solo veías  a Perón.

Al día siguiente tomamos un desayuno estupendo y comimos por todo lo que no habíamos comido, claro que en ese entonces mi estómago era chiquito y no me entraba casi nada, con nosotros viajó  Luis Murillo que era amigo del Nanhy y creo que se coló a nuestra aventura, él se quedaría en Barcelona como Cónsul, y lo que vi que hizo él nunca olvidaré, se comió 8 huevos pasados en un enorme vaso, que horror, creo que no comí huevos un año.  Luego salimos a dar vueltas y a conocer, era un día bonito, fuimos a esas hermosas tiendas que eran novedad para nosotros, ahí me compró ropa su papá, me vistió como una señora, yo no sabía, pero creo  que  estaba bien. 

Nuestro barco salía en 2 días, todo fue pasear, comprar algo y comer. El día del viaje, 20 de octubre, arreglamos maletas y pedimos un taxi para una hora, creo que era las tres de la tarde, llegó el taxi y subimos, pero como dos o tres cuadras antes de llegar al puerto  se le pinchó la goma, y estábamos casi sobre la hora, no saben lo que fue aquello, cargarse las maletas como se pudo , yo no podía caminar con tacos, nunca me había puesto, no eran tan altos, serían 5 cm. pero para mí era como estar en zancos, sudando llegamos al barco casi desmayados.

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